viernes, junio 10

Dame tu generosidad

Un monje andariego se encontró, en uno de sus viajes, una piedra preciosa y la guardó entre sus cosas. Un día se cruzó con un viajero y al abrir su bolso para compartir con él sus provisiones, el viajero vió la joya y se la pidió. El monje se la dió sin más. El viajero le dió las gracias y marchó lleno de gozo con aquel regalo inesperado que bastaría para darle riqueza y seguridad por el resto de sus días. Sin embargo, pocos días después volvió en busca del monje mendicante, lo encontró, le devolvió la joya y le suplicó: "Ahora te ruego que me des algo de mucho más valor que esta joya, valiosa como es. Dame, por favor, lo que te permitió dármela a mí".

Autor desconocido

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