viernes, abril 29

Una lección de amor

Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajo para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía Alzheimer muy avanzado. Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.
"No -me dijo-, ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce". Entonces le pregunté extrañado: "Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?".
Me sonrió y dándome unas palmaditas en la mano me dijo: "Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella".

Autor desconocido

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